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Frente a la dinámica general de Internet, un ente en constante cambio y evolución que exige a sus usuarios una formación continua en competencias de usuario, da gusto recordar que tiene memoria. Y que si mantienes tus cuentas activas,  hay cosas  que como este blog, permanecen. Esto me ha permitido plantearme, después de muchos años, el volver a  sentarme en mi silla y teclear sobre lo que considero una afición que roza el fanatismo por el preciado líquido amarillo originario de Sorrento. El limoncello, amigos, me trae de vuelta a estas líneas, con la esperanza de poder publicar con la suficiente periodicidad todo aquello que tenga que ver con la maravilla cítrica fermentada.

Siento tamaña tardanza. Mejor con limoncello.